Tesoros en la obscuridad de la crisis de 2020

Navegando el cambio entre lo transitorio y lo perenne

Mayo 27, 2020

A dos meses de estar encapullados en casa, hemos contemplado la capacidad del planeta para regenerarse cuando se le da espacio, hemos dado valor a la cercanía humana y al abrazar a los tuyos; hemos sobrevivido cocinando a diario tres veces y frente a las pantallas más de doce horas por día. Estamos seguros de que la infraestructura del mundo moderno nos estará esperando al reemerger, pero los recibos se han ido apilando y la realidad pronto nos soplará frío en la cara. Sí, el mundo se congeló repentinamente y sin precedentes al menos en cien años, pues ver que la salud, la economía y las finanzas se colapsaran casi de forma simultánea quedará registrado como episodio insólito en la era moderna. De igual forma, la preparación que el mundo había proveído contra nuevas crisis (como capitalizar a los bancos) han sido inútiles contra ésta y penosamente habrá que reconocer que, la preparación que construyamos a partir de la que hoy nos cimbra, será superflua contra la que siga, como la historia lo demuestra una y otra vez.

Pero en lo que toca a esta crisis Covid, hoy se percibe con mayor claridad la guerra que afrontamos: Es la de vida contra pobreza. Si abrimos la economía precipitadamente, el enemigo nos mata rápido y si atrincheramos a piedra y lodo lo más valioso, morimos de hambre a baño maría. Es decir que, para efectos prácticos, la normalidad regresará al cien cuando el virus se contenga y se logre la inmunidad de un porcentaje alto de la población (más del 70% calculan los expertos), ya sea por contagio previo o por vacunación, ambas condiciones aún sin resolver al día de hoy completamente.

Sabemos también que es un virus tramposo, pues ante la carencia de los cuatro factores que parecen debilitarlo (demografía, cultura y disciplina, respuesta de gobierno y condiciones de medio ambiente), no se ha demostrado que se fortalezca, esto es, países calientes como Brasil tienen muchos contagios o Japón, un país de viejos, tienen pocos. En este punto más de 4 millones se han contagiado y dos tercios del planeta está en reclusión. La dinámica social produce ideas y coincidencias cuyo valor es incalculable, ya sea por la casualidad de la llegada de otras personas, o por la interacción de los silencios, la fuerza misma del contacto aleatorio y el espacio compartido para responder. Hoy, todo esto falta.

Por lo anterior, ninguna comparación del pasado es apropiada, pues los efectos económicos serán inmensos y, aunque con grandes variaciones según cada nación, pueden abrirse escenarios en los que no sólo quiebran empresas sino también bancos, si la ayuda no es eficaz y oportuna (como no lo será en México) para evitar un aumento desenfrenado de la cartera vencida. Esto también puede conducir a un verdadero liquidity + credit crunch, como no se había visto nunca, afectando no sólo a los sectores más expuestos, como el turismo, sino a todos eventualmente, exacerbando también tendencias que ya estaban instalándose previo a la crisis, como la des-globalización (ver el Box #2), el abuso de las cúpulas a las masas, el populismo y la automatización. Así que, hablar de beneficios en una época desconcertante como ésta parece contraintuitivo, pero la vida no funciona tampoco en línea recta. Muchas cosas buenas esconden males y como conclusión definitiva, las cosas que en su naturaleza externa son malas, esconden cosas buenas siempre y, los ejemplos aparecen en el récord de la historia, en abundancia. El blitz inglés en los años de la segunda guerra mundial, es un claro episodio y aunque la comparación no es perfecta, si refleja los tesoros que están escondidos en el alma humana y que sólo salen ante las tragedias (ver el Box #2 para una mirada a pasadas crisis). A continuación, un repaso de aquellas tendencias y cambios en la vida económica, financiera y doméstica, que seguramente serán permanentes a partir de esta crisis, comparadas con las que probablemente serán sólo transitorias:

Consecuencias de la crisis que son claras
  • Aumento en la demanda de productos y servicios digitales, así como el tráfico de Internet (hasta 70% más)
  • Mayor inversión en el Sector Salud
  • Mayor inversión en el sector TI
  • Se intensifica la inversión y adopción de la robótica
  • Aumento en la cultura de Home Office
  • Aumento de la pobreza extrema
  • Mayor desconfianza hacia modelo de China
  • Mayor desconfianza hacia política exterior de EE. UU.
  • Establecimiento de mejores estándares de salubridad
  • Aumento en servicios de entrega a domicilio
  • Transformación acelerada de servicios educativos
  • Más giros populistas y más peso del PIB en gasto público
  • Pérdida de un año en la eficacia educativa primaria
Consecuencias que son dudosas / difusas
  • Aumento en el altruismo individual/corporativo
  • Mejoras en la regeneración/limpieza del planeta
  • Mayor poder de los gobiernos
  • Reducción duradera de la globalización
  • Reducción duradera en la inmigración
  • Mayores tasas de natalidad y regreso de la vida rural
  • Aplicación permanente de políticas de distanciamiento
  • Caída permanente en viajes de turismo
  • Aumento duradero en enfermedades mentales
  • Mayor demanda permanente en productos de limpieza
  • Cambio permanente en el transporte de personas
  • Menor demanda duradera por espacios de oficinas
  • Cambio permanente en la dinámica de eventos masivos

A continuación, un repaso de aquellas tendencias y cambios en la vida económica, financiera y doméstica, que seguramente serán permanentes a partir de esta crisis, comparadas con las que probablemente serán sólo transitorias:

Principales Riesgos y el Caso de México

En cuanto a los riesgos, éstas parecen ser las principales preocupaciones que enfrentamos a partir de los eventos a los que nos ha expuesto esta pandemia:

  1. El riesgo de deflación por una mayor oferta laboral y de bienes y servicios -pues las fábricas continúan, pero los hogares deciden ahorrar que no esté emparejada con una demanda equivalente.
  2. Una crisis de liquidez que se convierta en crisis de crédito y que a su vez lleve a una crisis de solvencia, observable en el aumento de los spreads en la deuda, las tasas de defaults en los bonos y las quiebras de empresas y de bancos pequeños.
  3. Una caída en serie de economías emergentes en default que no puedan pagar la deuda soberana, así como quebrantos graves en países grandes como los de la periferia europea, latina y la de Asia.
  4. Una recesión extendida hacia el 2021 y 2022 debido a la poca eficacia de las medidas de estímulo económico o bien por una nueva ola en la pandemia.
  5. Una desglobalización del comercio más rápido de lo esperado que detenga la inversión y la migración de personas.
  6. Un pico en el riesgo financiero que lleve a un efecto dominó en el sector corporativo, incluso en los sectores fuertes como el industrial, la vivienda y la tecnología (más allá de los más expuestos como aerolíneas, turismo y todo el clúster de retail).

México será un perdedor en esta crisis en el corto plazo, porque el magro paquete de ayuda llevará a quiebras de al menos la mitad de los cuatro millones de microempresas y de las cerca de 200,000 pymes, además del freno en la inversión en respuesta a la incertidumbre en la gestión del gobierno y de la crisis misma. No obstante, la cercanía con EEUU y un sector manufacturero diversificado, finanzas relativamente sanas y una vocación exportadora muy vibrante bajo un T-MEC que continúa, nos significan una red de salvación contra una depresión extrema y más aún bajo la presunción de que el gobierno de EEUU tiene gran interés en ello, pues de lo contrario, la migración les sería intolerable.

En el mediano y largo plazo no obstante, como hemos venido comentando en secciones anteriores, China perderá la preferencia mundial en las cadenas de valor, y un ganador muy probable es México. Ahora bien, de entre los productos que China exporta, y en donde México muestra ventaja y además, que estén libres de los riesgos del COVID-19, se pueden ver los siguientes (monto en Bdd, globalmente entre paréntesis):